Con el objetivo de sensibilizar a la población en temas ambientales e identificar la atención y la acción al desarrollo sostenible, este mes se conmemora el Día Mundial del Medio Ambiente, establecido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
De acuerdo con un estudio de Journal of Environment Economics and Management, los rendimientos de los cultivos podrían caer hasta un 12% para 2050 por la crisis ambiental, afectando la alimentación de lo que para ese momento serán entre 9.000 y 10.000 millones de personas en todo el mundo, según estimaciones de la ONU.
En el contexto específico de Ecuador, el informe emitido por el Ministerio de Agricultura y Ganadería resalta los posibles efectos del fenómeno climático El Niño en la producción agrícola del país. Se proyecta que al menos seis cultivos importantes, como el arroz, el maíz, el café, el cacao, los frutales y el banano, podrían sufrir graves consecuencias. Estos cultivos son pilares fundamentales de la economía agrícola del país.
Por eso, organizaciones de la industria de alimentos se han propuesto actuar dentro de sus capacidades para aportar y promover prácticas que impacten de forma positiva al planeta.
En primer lugar, Kellogg, líder mundial en la industria de alimentos y cereales, ha realizado importantes avances en la reducción de su huella de carbono. A través de iniciativas de eficiencia energética y la implementación de fuentes de energía renovable, la empresa ha logrado reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 25% en los últimos cinco años; fijando el objetivo de utilizar energía 100% renovable en todas sus instalaciones para el año 2030.
La empresa ha priorizado el embalaje sostenible, a partir del desarrollo de envases innovadores que sean más ligeros y estén fabricados con materiales reciclables o biodegradables. Esta iniciativa lleva un avance del 87% en Latinoamérica, siendo una de las regiones mundiales donde esta empresa está más cercana a alcanzar su ambiciosa meta del 100% para el 2025.
Por último, Kellogg ha intensificado sus esfuerzos para reducir el desperdicio de alimentos; problemática que no es solo una preocupación social o humanitaria, sino ambiental. Cuando se desperdician alimentos, también se desperdicia la energía y agua usados para cultivar, cosechar, transportar y empacar.
A pesar de que el proceso es largo, la adopción de prácticas sostenibles en la industria de alimentos es esencial para garantizar un futuro saludable para el planeta y las generaciones venideras. Esto también atrae a consumidores cada vez más conscientes, que valoran la responsabilidad ambiental y social de las empresas encaminadas a las 3 R (Reciclar, Reusar y Reducir).
La adopción de prácticas sostenibles en todos los niveles es esencial para mitigar los efectos del cambio climático, preservar los recursos naturales y garantizar un futuro saludable para las generaciones venideras. La colaboración entre gobiernos, empresas y la sociedad en general es fundamental para lograr un impacto positivo en el medio ambiente y construir un mundo más sostenible