El aprendizaje continuo en personas mayores de 50 años se consolida como una tendencia en ascenso en Ecuador y a nivel mundial, bajo el concepto de «Long Life Learning» o aprendizaje a lo largo de la vida. Este fenómeno es impulsado por varios factores, entre ellos el incremento de la esperanza de vida, el reconocimiento de los beneficios del aprendizaje constante para la salud y el bienestar, y la mayor disponibilidad de oportunidades educativas para adultos mayores.
Carolina Badillo, directora del programa Adultos +50 años de EF Education First, explica: “La tendencia del ‘Long Life Learning’ transforma el modelo educativo, abriendo un abanico de posibilidades de formación continua para el bienestar integral de mayores de 50 años”. Este nuevo enfoque busca mejorar la calidad de vida de este grupo demográfico en crecimiento constante.

Actualmente, Ecuador cuenta con una población de 17.9 millones de personas, de las cuales más de 6.728.503 tienen entre 30 y 64 años. Se proyecta que para 2030, la población total alcanzará los 18.815.492, con 1.895.527 personas mayores de 50 años, según datos del INEC.
Mukull Kumar, profesor en la Universidad de Harvard y Director de Innovación en Hult EF, resalta: “Las investigaciones muestran que sumergirse en el aprendizaje, adoptar nuevos entornos y forjar conexiones sociales sólidas desempeñan un papel crucial en la felicidad y el bienestar a lo largo de la vida. Aprendí dos idiomas a través de la inmersión y lo encontré transformador en el viaje de mi vida”.
El fenómeno conocido como “Economía Plateada”, estimado en 15 billones de dólares por la ONU, resalta la importancia económica de los adultos mayores. Países con economías avanzadas como Japón, Estados Unidos, Finlandia y Noruega han desarrollado programas de aprendizaje para adultos mayores desde hace años. En América Latina, Uruguay, Chile y México destacan por sus propuestas educativas innovadoras para este grupo.

Beneficios del Aprendizaje Continuo
Mantenerse activo física y mentalmente mediante actividades como estudiar, viajar o aprender idiomas es fundamental para un envejecimiento saludable. Expertos coinciden en que, a partir de los 45 o 50 años, el aprendizaje tiene beneficios significativos para prevenir la depresión, el deterioro cognitivo y fomentar el bienestar social.
Estudios demuestran que el aprendizaje continuo mejora la memoria a corto plazo en un 50% (revista Neurology), reduce el riesgo de demencia en un 47% (revista The Lancet Neurology) y potencia la función ejecutiva en un 20%, incluyendo habilidades como la planificación, la resolución de problemas y la toma de decisiones (revista Frontiers in Aging Neuroscience). Además, disminuye el estrés, la ansiedad y mejora el estado de ánimo, la autoestima, la participación social y el sentido de propósito.
Tipos de Aprendizaje con Mayor Impacto
Los aprendizajes más beneficiosos son aquellos que son activos y desafiantes, como aprender nuevos idiomas, desarrollar habilidades digitales o participar en juegos mentales. Actividades creativas como la pintura o la escritura también mantienen la mente activa y fomentan la expresión personal. Además, los viajes de intercambio cultural, los grupos de aprendizaje y el voluntariado ofrecen interacción social, apoyo mutuo y nuevas perspectivas. La clave para un aprendizaje continuo exitoso radica en encontrar actividades significativas, relevantes y agradables para cada individuo.

Carolina Badillo añade: “Aunque no podemos evitar el envejecimiento cerebral, hay opciones para ralentizar el deterioro cognitivo como aprender idiomas. Estudios muestran que al comparar cómo envejecen los cerebros monolingües o bilingües, el bilingüismo o multilingüismo está vinculado a una mejor función cerebral y cognitiva en los adultos mayores”.
El aprendizaje es esencial para mantener un cerebro sano. Dedicar tiempo a adquirir nuevas habilidades estimula la neuroplasticidad del cerebro: la capacidad de crecer, cambiar, hacer nuevas conexiones y funcionar de manera innovadora.